Cuando obligamos a un niño a hacer algo que no quiere hacer, estamos criando a un adulto que:
- es menos predispuesto a respetar a los demás y su voluntad
- es más predispuesto a hacer lo que otros dicen incluso si no le parece bien
Obligar a los niños a hacer algo, incluso con las mejores intenciones, es una forma de abuso que luego usarán en sus propias relaciones.
En lugar de obligar a un niño a saltar de las rocas en el mar si ya ha dicho que NO, intenta comprender y respetar su miedo (como respetaría el de un adulto). Cambia la frase: "¡Venga ya! ¡Eso no da miedo!" -> "No tienes que hacerlo si no te apetece. Puede intentarlo la próxima vez si quieres”. Estos cambios son la base de la comunicación respetuosa.
También recuerda: enseñar a los adultos a respetar la voluntad de los niños y pedir su consentimiento es tan importante como enseñar a los niños a decir que no.
Y, por favor, ayúdame a difundir este mensaje: no es valiente quien tiene miedo y lo hace de todos modos; es valiente quien escucha y honra sus emociones sin importar lo que digan los demás.
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