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A Emily y a mí nos encanta nuestro portabebé Kari-Me!

Carlotta Cerri
Salva

Nunca he portado a Oliver (¿se dice así? ;-). Soy bastante egoísta cuando se trata de mis espacios y mi tiempo personal: desde el primer día, Oliver durmió todo el día en su capazo, y por la noche lo puse en su cuna Bednest junto a mi cama. Me gustaba, me hacía sentir un individuo solo otra vez, como si mi cuerpo volviera a ser finalmente mío después de nueve meses de embarazo. Y eso era bueno para mi salud mental, también.

Después de dos años, ha llegado Emily. Intenté la solución del cochecito para salir los tres sin papá con el patinete Sibling Board de Stokke para Oliver. Al principio funcionaba de maravilla: Emily dormía en el capazo, Oliver viajaba en el patinete (aunque no parecía muy cómodo!) y todo el mundo estaba feliz.

Cuando el patinete pasó de moda, sin embargo, también la magia pasó: Oliver quería caminar, y eso no era seguro. A veces corría delante mía, y el cochecito no me permitía quedarme a su paso así que le gritaba como una histérica que parara; o si necesitaba agarrarlo rápidamente, dejaba el carrito sin tener tiempo para ponerle el freno. ¡Nada seguro!

Fue entonces cuando empecé a pensar en soluciones alternativas: 1. Con Oliver utilicé (aunque poco) el Babybjörn, mientras con Emily utilizaré una mochila de bebé de una pequeña compañía alemana llamada Ruckeli, pero todavía me parece demasiado grande para ella. 2. No queríamos comprar un carrito doble (en parte para no gastar dinero extra, en parte por la molestia de conducirlo en las aceras estrechas de Marbella, y en parte porque no quiero renunciar a mi amado Stokke Xplory, a pesar de todos sus pequeños fallos!).

Ya encontramos la solución!

Un día, mi amiga Petra vino al rescate y me regaló el portabebé Kari-Me, un trozo de tela larga y elástica (de algodón super mórbido con un 5% de jersey, elástico y muy resistente) que de alguna manera se convierte en un portabebé. Sin siquiera saberlo, me estaba regalando un estilo de vida. ¡Me ha conquistado!

La primera vez que lo probé, supe al instante que era la solución perfecta: Emily estaba segura en ello, Oliver podía darme la mano (no por su voluntad ;-) mientras caminaba y yo podía correr tras él si decidía escaparse. En nuestro primer paso, me sentí más segura, y mucho más relajada.

Es fácil de poner y se convierte en parte de mi ropa

Pensaba que iba a ser muy difícil de poner, pero no lo es: cuando entiendas cómo funciona es muy fácil. Hoy en día, lo pongo por la mañana y no tengo que quitarlo hasta que me pongo el pijama por la noche, se está convirtiendo en parte de mi ropa diaria (y siendo negro, va con todo!).

Además, siendo un trozo de tela largo que atas tú misma, no tiene tallas: lo puede utilizar también mi marido atándolo para que se adapte a su cuerpo (con los portabebés rígidos, por ejemplo, eso no se puede hacer porque tienen tallas).

Emily duerme todo el tiempo en él (es seguramente la sensación más cercana al estar en la barriga, no me extraña que le encante!) y yo puedo hacer casi todo, desde poner lavadoras, a arreglar la casa, a cambiar el pañal de Oliver, a participar en la clase de baile de Oliver…

La única cosa que todavía no se me da bien es amamantarla cuando esté en ello, supongo que es el siguiente nivel de la carrera de porteo ;-)

Las preocupaciones iniciales no resultaron ser un problema

Cuando empecé a usarlo, estaba un poco preocupada de que Emily rechazara la cuna. Una vez más no valía la pena preocuparse (como con todo lo que concerne la maternidad!). Por la noche duerme bien (se despierta cada tres hora, mama y vuelve a dormir); por el día, tengo que decir la verdad, duerme ratos largos en el portabebé—junto al calor de mamá se ha tirado durmiendo hasta cuatro horas seguidas!—y siempre más cortos en su cuna, pero… no podemos tenerlo todo, ¿no? Ahora que estoy escribiendo esto, ella está dormida en su cuna así que me conformo!

Creo que me he convertido!

A pesar de que tengo a Emily siempre encima mía cuando estamos fuera y que me hace casi sentir embarazada otra vez, tengo que admitir que me gusta portarla, es muy natural tenerla junto a mí en todo momento, y es un estilo de vida muy práctico, perfecto para una madre activa como yo.

Haz los deberes: un poco de teoria esencial ;-)

No soy una experta del portar, ni quiero convertirme en una. No sé cuanto más portaré Emily y si a lo mejor cuando empiece a pesar más preferiré comprar un carrito doble. Lo que sí se es que antes de portar hay que estudiar un poquito porque una postura equivocada puede causar muchos problemas al niño en futuro. Así que aquí van una reglitas:

  • Cuando el bebé está puesto en la mochila, si te miras de lado al espejo su cuerpo (y espalda) tiene que tener una posición a C.
  • Las piernas tienen que tener una posición a M: la piernas abiertas hacia los lados, y el culete más bajo de las rodillas.
  • Portar frete calle no está bien porque las piernas cuelgan y la postura del bebé está equivocada. Casi todas las mochilas desafortunadamente lo permiten y cada persona está libre de hacerlo, pero expertos del porteo y pediatras recomiendan no hacerlo.
  • Último, el Kari-Me dice que va hasta unos 15 kilos. Yo creo que una tejido que tenga un minimo de elasticidad cede con el tiempo, y por eso hay que tener cuidado en usarlo demasiado tiempo: cuando el bebé pese más de 8-10 kilos, sería recomendable pasar a una faja rigida. Abajo en los comentarios, algunas mamás que han portado sus bebés durante años recomiendan esta (gracias!).

¿Eres una madre canguro o prefieres el cochecito? Si tienes dos hijos, ¿cuál fue tu experiencia? ¿Qué portabebé usas? ¡Me encantaría que me lo contaras!

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