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Clases de natación para bebés sin manguitos

Carlotta Cerri
Salva

Tengo que admitirlo, últimamente no puedo pensar en otra cosa que no sea agua fresca, duchas frías y flotar en la piscina (el viernes pasado las temperaturas alcanzaron los 37 grados aquí en Marbella), así que ni siquiera voy a tratar de convencer a mi neuronas para escribir un post reflexivo acerca de cómo involucrar a familia y amigos en nuestro método educativo (post que voy a publicar pronto, lo prometo!) y en cambio, te voy a contar acerca de una de las actividades semanales que nos gusta más a Oliver y a mí e la que esperamos con más ansia: nuestras clases de natación. Sí, agua de hecho, no puedo evitarlo! 💦

Pero la razón principal por la que me gustaría compartir esto contigo es porque nuestras clases de natación son una parte importante de nuestra vida desde hace mucho tiempo—más de un año, cuando Oliver tenía 5 meses—y que han dado forma de la mejor manera posible a la relación que Oliver tiene con el agua. Y como yo adoro el agua, esta es una de mis actividades semanales favoritas para hacer con él.

No voy a entrar en los detalles sobre cuáles son las mejores clases de natación para niños y porque—quizás un día le pida que lo haga Helene, la instructora de natación de Oliver—pero ahora sé que el tipo de instructor y el enfoque que elegimos realmente hicieron una diferencia en la relación de Oliver con el agua y en sus (futuras) habilidades nadadoras.

Como puedes imaginar, no hemos elegido clases y métodos tradicionales: elegimos clases en que se evita todo tipo de manguitos, flotadores y chaquetas que se llevan. Estas clases son muy estructuradas y cuidadosamente diseñadas, pensadas especialmente para bebés (a partir de 4 meses) y niños pequeños (hasta los 3 años) por instructores altamente calificados.

Los padres, como siempre sucede, son los que aprenden más: no solo técnicas de natación para ayudar a sus bebés en el agua, sino también confianza en el proceso y en sí mismos—lo cual es muy importante, especialmente para aquellos padres que no se sienten cómodos en el agua y lo más probable es que pasen su ansia a sus hijos.

Los niños, por su parte—aunque al principio no hagan mucho a solos—aprenden enseguida no sólo a no temer el agua, sino también a respetarla. Desde la primera clase, Oliver se sumergió bajo el agua y aprendió a contener la respiración cuando oye las palabras, “Ready, Steady, Go!”. Es realmente sorprendente la rapidez con que todos los bebés han aprendido esto: ya en la tercera clase se podía ver claramente en sus ojos que sabían lo que venía y qué hacer.

Esto es un pequeño video del primer mes de cursos de natación de Oliver.

Ahora que Oliver tiene 16 meses, no está nadando ni flotando solo, por supuesto, pero puede ya—y no estoy exagerando—tirarse a la piscina de sentado sin apoyo (sabe que tiene que inclinarse hacia adelante en lugar de escurrirse con el culete para entrar); tirarse al agua de pie con casi ningún apoyo y girar bajo del agua para agarrar el borde; moverse hacia un lado agarrado al borde de la piscina con las manos para llegar a las escaleras sin ayuda; flotar agarrando fuerte a un flotador tipo ”spaghetti”. Y, por supuesto, no tiene miedo de bucear, que hace que los accidentes “supervisados” no sean un problema: en la piscina de los niños, donde Oliver puede caminar y saltar, cuando accidentalmente va debajo del agua y le levanto (aunque a veces ya se levante por su cuenta) sonríe, se limpia la cara con las manos y sigue jugando.

Sí, sería mucho más fácil y más relajado para mí ponerle manguitos y dejarle flotar “sin supervisión” en la piscina. Pero no lo hago, porque creo que este método es el mejor para acostumbrarle al agua, para que se convierta en un nadador confiado muy pronto (antes de que tenga tres años podría estar nadando) y enseñarle las habilidades de supervivencia dentro y fuera del agua que podrían salvarle la vida (como no entrar en la piscina escurriéndose con el culete, que es la manera más fácil para un niño de golpear la cabeza).

No puedo ni siquiera comenzar a decirte lo feliz que estoy de haber encontrado Helene y haber seguido este hermoso método para familiarizar a Oliver con el agua desde muy pronto.


En Marbella, encontrar un curso de este tipo es una obviedad: Little Fishes es lo que quieres. Helene lo fundó en 2005 y ella no es solamente una increíble instructora, muy calificada, que se especializa sólo en bebés y niños pequeños, sino también una persona magnífica que todos—bebés y mamás—adoramos.

Los cursos tiene lugar en el SPA del hotel Sultan en Marbella (donde las piscinas se llenan de agua salada con muy poco cloro), de septiembre a junio. Cada curso es de 10 clases, una vez por semana, y cada clase tiene una duración de media hora. Precio: 150 €/curso.

Para más información, ponte en contacto con Helene al (+34) 686-498-561 o hernandezhelene@hotmail.com.

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