La aventura más bonita de nuestra vida
Hace exactamente cuatro semanas en este momento, empezaba el trabajo de parto y estaba a punto de vivir uno de los meses más emocionantes, abrumadores, intensos, surrealistas y felices de mi vida.
Estaba sólo a cuatro horas (por suerte!) de conocer nuestro pequeño, tenerlo en mis brazos… y nunca dejarlo ir. Desde entonces, hemos estado juntos las 24 horas del día, 7 días a la semana y sí, es agotador a veces (casi siempre?)—siempre preocupándose cada paso del camino, sin dormir más de 3 horas seguidas, preguntándote continuamente “¿lo estamos haciendo bien? “ y nunca jamás llegando a saber la respuesta.
Pero también es muy gratificante—cuando todo lo que necesita para parar de llorar es el sonido de tu voz o el toque de tu, cuando mama y te mira fijamente a los ojos agarrando fuerte tu dedo en su manita, cuando duerme con papá y todo lo que puedes hacer es mirarle de amor, todas esas pequeñas victorias (como cambiar el pañal sin llorar ;-) y esas minúsculas cosas que aprendemos cada día el uno del otro.
Y aunque a veces todavía parece irreal, algo temporal—como si pronto alguien se lo llevara y nuestra vida volviera a como era antes—está muy claro que esta será la aventura más bonita de nuestra vida.
Tengo muchas ganas de descubrir que nuevos retos, logros, preocupaciones, victorias y derrotas nos traerá mañana. Tengo muchas ganas de despertarme dentro de 2,5 horas y empezar mi día numero 29 de mamá.
