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Un papá es una mamá con el pene

Carlotta Cerri
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Desde que me convertí en madre, cada vez que me presento en algún lugar sin niños (especialmente al principio, cuando Oliver era un bebé y luego cuando llegó Emily), la primera pregunta que me hacen es: “¿Con quién dejaste a los niños?”.

Cómo que “¿Con quién dejé a los niños?”. Con su padre, por supuesto. Si mi marido no está conmigo, está con los niños: para mí es bastante obvio.

Por lo visto, no lo es para todo el mundo. No sé si es solo aquí en España (no he sido madre en ningún otro lugar), pero existe esta tácita creencia de que el padre no sabe cuidar a los niños solo. Que no sabe conseguir que sus bebés dejen de llorar. Que no sabe cambiar un pañal de caca. Que no sabe meter a los niños a la cama solo.

Bueno, todo lo que puedo decir es: eso es 150% NO cierto.

Un papá es una mamá con el pene. Él puede hacer todo lo que una mamá puede hacer. Él puede soportar lo que ella puede soportar. Él sabe perfectamente cuidar de los niños sólo si tiene que hacerlo.

Claro, hay familias y familias, y cada realidad es diferente. Pero según mi experiencia, detrás de un padre que no sabe cuidar de los niños solo, siempre hay una madre que no le deja.

Una mamá que le regaña si hace las cosas a su manera — los papás siempre hacen las cosas a su manera, pero aún así las hacen.

Una mamá que le quita el bebé que llora de los brazos, porque no cree que él sea capaz de calmarlo — los papás son muy capaces y a menudo hasta mejores que las mamás.

Una madre que hace todo para la familia y luego se queja de que papá no hace nada — si un padre, como un hijo, lo tiene todo hecho, se acostumbra con gusto a su posición privilegiada… ¿quién no lo haría?

En mi familia, Alex y yo hacemos todo 50/50 y ambos podemos hacer todo al 100%.

No hay nada que Alex no pueda/sepa hacer — vale, tal vez amamantar por obvias limitaciones del cuerpo, pero incluso sin teta puede dormir a sus bebés y evitar una crisis cuando estoy fuera. Esto ha sido científicamente probado.

No hay nada que yo no pueda hacer — vale, tal vez cocinar, porque Alex es el cocinero designado de la familia, pero incluso sin cocinar puedo mantener a mis hijos en vida por cualquier cantidad de tiempo. Esto, también, ha sido científicamente probado.

Siempre recordaré las palabras de Alex cuando una vez le pregunté: “¿Estás seguro de que puedes hacerlo solo?”. Le estaba dejando por primera vez solo con Oliver de 2 meses por la noche para volver a mis clases de baile. Todo lo que dijo fue: “Por supuesto que puedo hacerlo. Soy su papá”.

SOY SU PAPÁ. Amo a este hombre por ser cómo es — vale, tal vez a él le salga un poco más natural, porque creció sin una madre, así que le resulta normal que un papá lo haga todo. Pero este no es el punto.

El punto es: esa es la actitud correcta. CUALQUIER PAPÁ puede hacer lo que hace una madre si se lo propone o si se le deja.

Soy su papá. Esta es la actitud que me gustaría que todos los papás tuvieran.

Puedo hacer cualquier “cosa de mamá” que hace mi mujer. Este es el orgullo que me gustaría que todo los papás sintieran.

Puedo poner a mis hijos a dormir. Esta es la confianza que me gustaría que cada papá desarrolle.

Puedo cambiar el pañal de caca de mi hijo e hasta ensuciarme las manos. Este es el tamaño de las pelotas que me gustaría que cualquier papá creciera.

Así que este último mensaje es para vosotros, los papás.

No puedes competir con una madre porque no criaste a un bebé en tu útero, eso no. Empiezas con nueve meses en desventaja, así que puede ser un poco menos natural para ti estar con tu bebé. Como no tienes teta, puede ser un poco más difícil calmar a tu bebé cuando llora.

Pero tú eres una de las dos personas más importantes en la vida de tu bebé. En esos nueve meses, tu bebé escuchó tu voz desde el interior de su vientre. Sintió tu mano esperando pacientemente su movimiento.

Encontrarás tus propios métodos para calmar a tu hijo (sé creativo, Alex los llevaba a ver los cuadros de la casa y se los describiría).

Gánate tu lugar en la vida de tu bebé. Y la próxima vez que tu esposa quiera quitarte a tu bebé de los brazos porque llora o cuestiona tu capacidad de ser padre solo, esa vez – y tal vez solo esa vez – deja que tu ego toma las riendas, sonríe y dile: “No te preocupes, puedo hacerlo yo solo. ¡Soy su padre!”.

¡Sí! Sí, lo eres! No eres una mamá con el pene. Eres un papá y eres igual de importante y especial.  

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