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La verdadera verdad sobre bacon y cáncer

Carlotta Cerri
Salva

Facebook — y todo el internet en todos los idiomas — está lleno de noticias sobre la decisión de la OMS (Organización Mundial de la Salud) de clasificar las carnes rojas como carcinógenas. Ha sido suficiente un título en primera página del The Guardian para armar un escándalo. Es siempre el mismo problema cuando se trata de nutrición: las revistas y los periódicos nos lavan el cerebro poniendo palabras juntas — en este caso cáncer, humo y carne procesada — y citando algún estudio, sin explicar la ciencia que está detrás. Buscan títulos provocantes y scoop.

Sin embargo, este artículo, aún hablando de la veracidad del estudio, explica porque “comer bacon no hace tan mal como fumar cuando se trata de cáncer. Simplemente no es así”. Quiero compartirlo no solo porque mi desayuno de todos los días es huevos y bacon — y seguirá así —, sino porque me gusta la honestad intelectual y el respeto para el conocimiento, que algunos periodistas se olvidan cuando tienen por las manos un notición.

Estas son las partes más importantes (y sí, me ha tardado bastante en traducirlo ;-):

La Agencia Internacional para la investigación del Cáncer (IARC, en inglés) de la OMS es la responsable de la evidencia científicas de que algunos alimentos, bebidas, pesticidas, plantas que se fuman etc, son carcinógenos. Lo que no hace es tener en cuenta cuanto una determinada sustancia aumente en realidad tu riesgo de generar cáncer — aunque la diferencia sea enorme.La evidencia científica que relaciona ciertos tipos de carnes y el humo al cáncer es sólida. En este sentido, podemos decir que ambos son carcinógenos. Pero fumar aumenta tu relativo riesgo de cáncer a los pulmones del 2500%; comer dos lonchas de bacon al día aumenta tu relativo riesgo de cáncer colorrectal del 18%. Si consideramos la frecuencia del cáncer colorrectal, significa que tu riesgo de generar cáncer a lo largo de tu vida, va del 5% al 6%. “Si esto es el nivel de riesgo que tenemos, no hay que preocuparse”, dice Alfred Neugut, oncólogo y epidemiólogo del cáncer en la Columbia.[Un poco de ciencia] La relación, aunque minúscula, puede originarse de una sustancia química a base de hierro llamada Hemo, que se encuentra en la carne roja. El hemo se degrada en compuestos N-nitrosos cancerígenos en el tracto digestivo. Parcialmente sobre esta base, la IARC también clasifica la carne roja no procesada como "probable carcinógeno". Sin embrago, la carne procesada va más allá: los nitratos y nitritos utilizados para curar la carne, (que es decir, preservarla), también se degradan en compuestos N-nitrosos. Asar a la parrilla, freír o cocinar la carne a altas temperaturas puede crear aún otros compuestos que causan cáncer.Así que es lógico que reducir el consumo de bacon, perritos calientes, salami, jamón reduce un poco el riesgo de cáncer. Pero asociar los dos, como hizo el The Guardian en su título: "La carne procesada junta al humo como causas de cáncer,” representa inadecuadamente las conclusiones de la IARC.La IARC es una organización de científicos, no de responsables de reformas. Publica monografías para identificar los peligros, que clasifica en cinco grupos: Grupo 1 (cancerígeno), grupo 2A (probablemente carcinógeno), grupo 2B (posiblemente cancerígeno), grupo 3 (no clasificable), y grupo 4 (probablemente no cancerígeno). EL grupo 1 incluye la carne procesada, así como el amianto. También el alcohol (buu!) y la luz del sol (sí!). La identificación de los riesgos implica mirar datos existentes — montones y montones de datos — y hacer esencialmente un meta-análisis de estudios que ya existen. Y es relativamente objetiva. "La identificación del riesgo es el proceso más cercano a la generación de datos científicos", dice Paolo Boffetta, epidemiólogo de cáncer en el Monte Sinaí. En otras palabras, la IARC estudia los estudios y genera números.Lo que la IARC no hace es evaluar el riesgo, que significa averiguar el peligro para los seres humanos en el mundo real. La evaluación de riesgos implica examinar diferentes escenarios, averiguar los niveles de exposición del mundo real, y considerar los posibles beneficios. (Por ejemplo, medicamentos útiles como el tamoxifeno — utilizado para tratar el cáncer de mama — también son cancerígenos). Estos factores pueden variar de persona a persona, en cada país. […]En los últimos años, dice Boffetta, la Agencia ha recibido mucha atención cada vez que clasifica algo, y esas acciones suelen ser “interpretadas de manera exagerada”. "X causa cáncer" no significa que X sin duda te dará cáncer; sólo significa que X aumenta el riesgo de cáncer de un cierto porcentaje. ¿Causa cáncer el bacon? Por supuesto. Un poco. Causará cáncer en ti? Probablemente no.

Qué piensas? Estás un poquito de acuerdo conmigo que a menudo los periódicos exageran?

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